1) Una vertiente, en geomorfología, es una superficie topográfica inclinada situada entre los puntos altos (picos, crestas, bordes de mesetas o puntos culminantes del relieve) y los bajos (pie de vertientes o vaguadas).
Venezuela está conformada por tres vertientes hidrográficas: la del Mar Caribe, la del Océano Atlántico y la del Lago de Valencia, que forma una cuenca endorreica. La principal es la del Caribe por el número de ríos que la constituyen, aunque suelen ser de corto curso y de caudal escaso e irregular, con alguna excepción como es el caso del Catatumbo, que nace en Colombia y desagua en la cuenca del Lago de Maracaibo. Al Océano Atlántico drena la extensa cuenca del río Orinoco, cuya superficie es superior a la de toda Venezuela.
2) Se considera que el régimen fluvial es el comportamiento del caudal de agua en promedio que lleva un río en cada mes a lo largo del año. Depende, pues, del régimen pluviométrico, pero también de la temperatura de la cuenca (que determina la mayor o menor evaporación), del relieve, la geología, la vegetación y la acción humana. Hay que estudiar la frecuencia de crecidas y estiaje, y el módulo.
3) El suelo duro y compacto de un sendero se parece poco a
al suelo de fértil, granuloso y húmedo de un bosque o un
huerto de hortalizas. El suelo cumple múltiples funciones en
los ecosistemas. Las semillas germinan en él y las plantas
obtienen agua y nutrientes con sus raíces, las que además las sostienen en el suelo. En el se produce la descomposición de la materia muerta proveniente de las plantas y los animales. Esta materia es convertida en nutrientes minerales vitales para las plantas y los organismos terrestres. Numerosos animales, como zorros, ratones de campo y muchas larvas de insectos cavan sus cuevas en el suelo.
La cobertura vegetal es la capa de vegetación natural que cubre al suelo.
4) El agua. Está contenida en los huecos grandes (macroporos) del suelo, y junto con los minerales forman la solución del suelo, de donde toman sus alimentos las raíces y algunos
microorganismos. Cuando el agua va escaseando en el suelo su lugar lo va tomando el aire. El agua del suelo procede de las lluvias y de las corrientes sub-terraneas, y actúa de transporte de minerales o alimentos para las raíces de las plantas.El agua representa el 25% de los componentes del suelo.
Cuando el agua y aire se encuentran en grandes cantidades entonces se dice que ya no son componentes del suelo, sino que representan depósitos; esto para diferenciarlos del aire y agua que se encuentra en los poros del suelo, y que en realidad forma parte del suelo.
5) A que la situación económica mejora el cómo se ve un lugar (características físicas).
6) En primer lugar, porque la causa última de estos problemas radica en el crecimiento exponencial de la población humana y su progresiva demanda de recursos, acentuada ahora por la rápida incorporación de la superpoblada Asia al olimpo del consumismo occidental. Thomas Malthus (1766-1834) fue el primero en formular las implicaciones socioeconómicas de la escasez de recursos para una población creciente abriendo una línea argumental que, desde entonces, ha generado incontables debates académicos (maltusianos frente a ricardianos, Informe Meadows, etc.). Sin embargo, estas reflexiones no parecen haber dado lugar a avances prácticos significativos. La amenaza permanece.
En segundo lugar, porque los datos disponibles son inquietantes. Según diferentes estudios, la humanidad explota ya el 70% del territorio útil desde una perspectiva agrícola y monopoliza más del 40% de la productividad primaria de los ecosistemas terrestres. Esto está reduciendo y eliminando el entramado ambiental que precedía a la expansión humana (ver, por ejemplo, el Millennium Ecosystem Assessment de la ONU). La Unión Internacional Para la Conservación de la Naturaleza registra, por ejemplo, tasas de extinción en aves y mamíferos equivalentes a las observadas en los periodos más traumáticos de la historia de la Tierra (muchos hablan hoy de la «sexta extinción» al referirse a esta pérdida de biodiversidad). Y el Fondo Mundial para la Naturaleza calcula, como un índice de la evolución de los ambientes naturales aún no destrozados, reducciones medias del 40% en las poblaciones de varios cientos de especies sujetas a control numérico durante los últimos 35 años. Es irresponsable pensar que todo esto puede ocurrir a costo cero, sin que se resientan gravemente los sistemas naturales que garantizan el mantenimiento de la vida en nuestro planeta.
