En 1898, los científicos Marie y Pierre Curie descubrieron dos elementos
radiactivos existentes en la naturaleza, el polonio (84Po) y el radio
(88Ra).
En 1913 Niels Bohr publica su modelo de átomo, consistente en un núcleo
central compuesto por partículas que concentran la práctica mayoría de
la masa del átomo (neutrones y protones), rodeado por varias capas de
partículas cargadas casi sin masa (electrones). Mientras que el tamaño
del átomo resulta ser del orden del angstrom (10-10 m), el núcleo puede
medirse en fermis (10-15 m), o sea, el núcleo es 100.000 veces menor que
el átomo.
Ernest Rutherford en el año 1918 definió la existencia de los núcleos de
hidrógeno. Rutherford sugirió que el núcleo de hidrógeno, cuyo número
atómico se sabía que era 1, debía ser una partícula fundamental. Se
adoptó para esta nueva partícula el nombre de protón sugerido en 1886
por Goldstein para definir ciertas partículas que aparecían en los tubos
catódicos.
Durante la década de 1930, Irène y Jean Frédéric Joliot-Curie obtuvieron
los primeros nucleidos radiactivos artificiales bombardeando boro (5B) y
aluminio (13Al) con partículas α para formar isótopos radiactivos de
nitrógeno (7N) y fósforo (15P). Algunos isótopos de estos elementos
presentes en la naturaleza son estables. Los isótopos inestables se
encuentran en proporciones muy bajas.
En 1932 James Chadwick realizó una serie de experimentos con una
radiactividad especial que definió en términos de corpúsculos, o
partículas que formaban esa radiación. Esta nueva radiación no tenía
carga eléctrica y poseía una masa casi idéntica a la del protón.
Inicialmente se postuló que fuera resultado de la unión de un protón y
un electrón formando una especie de dipolo eléctrico. Posteriores
experimentos descartaron esta idea llegando a la conclusión de que era
una nueva partícula procedente del núcleo a la que se llamó neutrones.
Los científicos alemanes Otto Hahn y Fritz Strassmann descubrieron la
fisión nuclear en 1938. Cuando se irradia uranio con neutrones, algunos
núcleos se dividen en dos núcleos con números atómicos. La fisión libera
una cantidad enorme de energía y se utiliza en armas y reactores de
fisión nuclear.