Los tres hijos de un comerciante árabe heredan del padre 17  camellos, a repartir entre ellos del siguiente modo: La mitad para el primer hijo, un tercio para el segundo y una novena parte  para el tercero. La partición parece imposible de realizar sin cortar los camellos en pedacitos. Así pues, deciden acudir a un juez. El juez dice que añadirá otro camello a los vuestros de este modo, dispondremos de 18 camellos. Según la voluntad de tu padre, tu que eres el mayor , deberías  recibir la mitad de 17 camellos, es decir 8 y medio, en cambio yo te daré , la mitad de 18, es decir, 9. Al segundo hijo le corresponde un tercio de la herencia, que equivale a 5 camellos y un poco más, pero yo le asignare un tercio de 18, es decir, 6 camellos. Al más joven, le corresponde una novena parte de la herencia, es decir, un camello y un trozo más, en cambio, yo te daré dos camellos enteros.   Ahora podemos devolver a su propietario el camello que nos  ha prestado. ¿Cómo ha sido posible esto?