Respuesta :

 CANTEMOS LO NUESTRO
¡Qué encanto el de la vida, silos natales vientos 
en sus ligeras alas traen ecos perdidos
de músicas de arroyos y música de nidos
,como mansos preludios de blandos instrumentos!

¡Qué encanto el de la vida, si al amor del bohío
,y entre un intenso aroma de lirios y albahacas
,miramos los corrales donde mugen las vacas
y oímos las estrofas del murmurante río...!

El terruño es la fuente de las inspiraciones:
¡A qué buscar la dicha por suelos extranjeros
,si tenemos diciembres cuajados de luceros,
si tenemos octubres preñados de ilusiones!

No del Pagano Monte la musa inspiradora 
desciende a las estancias de pálidos poetas:
en nuestra musa autóctona que habita en las glorietas
de púrpura y de nácar, donde muere la aurora.

Es nuestra indiana musa que, desde su cabaña
,desciende coronada de plumas de quetzales
a inspirarnos sencillos y tiernos madrigales,
olorosos a selva y a flores de montaña.

Vamos, pues, a soñar bajo tibios alerosde naranjos
 en flor.., cabe los manantiales:
 
octubre nos regala sus rosas y vesperales;
diciembre las miríadas de todos sus luceros.

CONTIENE: Epíteto, simil, anafora,metafora,rima,prosopografia.

Respuesta:

Ciudad sin sueño (Nocturno de Brooklyn Bridge)

 

No duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie.

No duerme nadie.

Las criaturas de la luna huelen y rondan sus cabañas.

Vendrán las iguanas vivas a morder a los hombres que no sueñan

y el que huye con el corazón roto encontrará por las esquinas

al increíble cocodrilo quieto bajo la tierna protesta de los astros.

No duerme nadie por el mundo. Nadie, nadie.

No duerme nadie.

 

Hay un muerto en el cementerio más lejano

que se queja tres años

porque tiene un paisaje seco en la rodilla;

y el niño que enterraron esta mañana lloraba tanto

que hubo necesidad de llamar a los perros para que callase.

 

No es sueño la vida. ¡Alerta! ¡Alerta! ¡Alerta!

Nos caemos por las escaleras para comer la tierra húmeda

o subimos al filo de la nieve con el coro de las dalias muertas.

Pero no hay olvido, ni sueño:

carne viva. Los besos atan las bocas

en una maraña de venas recientes

y al que le duele su dolor le dolerá sin descanso

y al que teme la muerte la llevará sobre sus hombros.

 

Un día

los caballos vivirán en las tabernas

y las hormigas furiosas

atacarán los cielos amarillos que se refugian en los ojos de las vacas.

Otro día

veremos la resurrección de las mariposas disecadas

y aún andando por un paisaje de esponjas grises y barcos mudos

veremos brillar nuestro anillo y manar rosas de nuestra lengua.

¡Alerta! ¡Alerta! ¡Alerta!

A los que guardan todavía huellas de zarpa y aguacero,

a aquel muchacho que llora porque no sabe la invención del puente

o a aquel muerto que ya no tiene más que la cabeza y un zapato,

hay que llevarlos al muro donde iguanas y sierpes esperan,

donde espera la dentadura del oso,

donde espera la mano momificada del niño

y la piel del camello se eriza con un violento escalofrío azul.

 

No duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie.

No duerme nadie.

Pero si alguien cierra los ojos,

¡azotadlo, hijos míos, azotadlo!

Haya un panorama de ojos abiertos

y amargas llagas encendidas.

No duerme nadie por el mundo. Nadie, nadie.

 

Ya lo he dicho.

No duerme nadie.

Pero si alguien tiene por la noche exceso de musgo en las sienes,

abrid los escotillones para que vea bajo la luna

las copas falsas, el veneno y la calavera de los teatros.

Autor: Federico García Lorca

Explicación: