Lo que hicieron Stanley L. Miller y Harold Urey, fue
argumentar y desmostar en la realidad mediante un experimento la teoría
expuesta anteriormente por el científico soviético Alexander Ivanovich Oparin.
La teoría de Oparin proponía que durante los primeros
tiempos de la historia del planeta Tierra, la combinación de una atmósfera rica
en hidrógeno, metano, amoníaco y vapor de agua, que a la vez era golpeada por
los rayos solares ricos en ultravioleta (para ese entonces no estaba la capa de
ozono) y agregado a esto las descargas eléctricas dadas por las tormentas,
permitieron las síntesis de multitud de moléculas orgánicas que se fueron
acumulando. Cabe destacar, que la mayor o menor afinidad de estas moléculas
hizo posible que se fueran asociando para que se formaran estructuras más
complejas, las cuales finalmente con el pasar del tiempo constituirían las
primeras células o protocélulas, para así constituir un organismo.
Entonces, el experimento de Miller y Urey constó de hacer pasar vapor de agua (H2O) a través
de una cámara de cristal que contenía una mezcla de los gases hidrógeno (H2),
metano (CH4) y amoniaco (NH3) y sometió la mezcla a descargas eléctricas. Un
día fue suficiente para sintetizar aminoácidos, y una semana después ya habían
sido producidos alcoholes, aldehídos, cetonas, urea, formol, azúcares, lípidos
y otras moléculas complejas. Siendo estos componentes y moléculas las
argumentadas como esenciales por Oparin para constituir un organismo.