Respuesta :

Entonces, junto a la imagen de San Francisco de Asorey, encuentra a un fraile (un alma en pena que levita unos centímetros) pidiéndole al santo que lo saque de allí, en donde está encerrado desde hace centenares de años. Se trataba de un miembro de la primera comunidad del antiguo convento que ocupaba una parte del actual museo. Habían sido todos condenados a morir como castigo por un pecado vergonzoso. Conjunto de cuatro relatos de escritores lucenses, ilustrados por artistas de la provincia e inspirados en el museo provincial y en sus contenidos. La edición, coordinada por el escritor Antonio Reigosa, pretende hacer llegar a los alumnos de secundaria noticias del edificio y converterse en guía literaria para viajeros con ansia de aventura. Se integra en una actividad didáctica denominada "Rutas literarias polo museo" (del fantasma, del pájaro, del duende y de la serpiente), que toma como guía el correspondiente relato.
 El texto resulta ser el trabajo escolar de Inés.
Agustín Fernández Paz presenta en A serpe de pedra a un hombre que escribe desde el sanatorio para enfermos mentales en un cuaderno que le dejó la doctora Salgueiro. Anuncia que cuando llegue la noche se cumplirá la maldición y Lugo se convertirá en la capital del horror que se extenderá por todas partes. Pretende que su sacrificio no sea inútil y pueda servir para detener el avance del Mal.
 Expuestos en una vitrina del museo, provocaron un aumento de visitantes; dos de ellos, un hombre mayor y una joven, habían venido desde Berlín y acudían todas las mañanas. Pronto ocurrieron cosas inexplicables coincidiendo con la luna llena: apareció la vitrina desordenada; luego, un ratoncillo y sangre seca de otro. Al día siguiente, los visitantes, sobre todo el anciano, parecían rejuvenecidos. 
Él escapó y golpeó con la cabeza contra el suelo, quedando sin sentido. Al volver en sí, encontró la muda de pel de la serpiente, que había abandonado el cuerpo de piedra en el que había vivido mil años y se encarnara de nuevo en ofidio, dispuesta a recuperar su reino. Ahora está interno pues los médicos no creyeron su relato. Y sabe que esa noche la Diosa Serpiente vendrá por él. Y que solamente un fuego purificador que arrase la Roza das Moidas puede acabar con la maldición, para que ella vuelva a su forma de piedra y permanezca aprisionada en ella hasta el fin de los tiempos.
Por último, Xosé Miranda en Un trasno do museo no Tour de Francia recoge la informacion del libro de un erudito bretón sobre los duendes en el Tour de Francia que cuenta las travesuras que hicieron en las décadas de 1970 y 1980 en la famosa carrera. Sobre todo Berbenbexo, que según Álvaro Pino fue con él y le amargó un Tour por llamarse como Álvaro Gil, dueño de los torques con los que ellos jugaban cuando los tenía en el chalet antes de depositarlos en el museo, y también como Cunqueiro; parece que sólo se liberó de él regalándole un maillot. El libro, traducido al gallego, desapareció, aunque dicen que en el museo se conserva bien guardado un único ejemplar. Será una de tantas travesuras que los duendes hacen de noche en el museo. 
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