May
18
EL ANÁLISIS: EL ARTISTA
Por Roberto Pantuzo.
En clave de cine
mudo y en blanco y negro, "El artista" propone un sentido viaje a los
20s; película imperdible sobre la fama, la cima y el después.
(Pequeña introducción intimista: Abrí mi agenda y leí: “jueves 16, El artista”. Había escuc...hado
que era un gran film, que tenía diez nominaciones al Oscar, que ya
contaba con varios premios en su haber. Pero no había visto el detalle
hasta que lo vi: Cine mudo. Como no soy el gran amante del Todo tiempo
pasado fue mejor, busqué excusas para evitarla, pero no pude: tenía que
ver El artista. Fuck, fuck, fuck.)
Incolora, muda, emocionante,
genial. Cuatro adjetivos alcanzan para resumir a el artista , la audaz
película del francés michel hazanavicius, Cuatro adjetivos y todo habrá
quedado incluido: su homenaje el cine anterior al color, su homenaje al
cine anterior al sonido (al sonido escénico, pues la música está allí y
vaya si tiene para decir), el notable desarrollo dramático que alcanza
y, por último, eso que hace única a la pantalla, la conexión emocional
que obliga a reordenar el corazón; hagan sitio, que hay una nueva
película para atesorar.
El artista, sinopsis de la película
George
Valentin (Jean Dujardín) es una estrella consagrada del cine mudo;
Peppy Miller (Bérénice Béjo), una de esas fans que lo admira. A medida
que el cine sonoro llegue a Hollywood, la carrera de George se acabará
de improvisto, y la de ella despegará hasta el estrellato. Sus destinos
se encontrarán, de jóvenes, y el cambio de “los tiempos” los encontrará
unidos y separados en el devenir de los años, entre cracks económicos y
columnas Art.-decó.
Se estrena "The Artist", favorita en los Oscar y Globos de OroS
Un film con herramientas clásicas del cine (salvo sonido y color, pequeño detalle)
Dicen
que uno no valora las cosas hasta que las pierde. Algo de eso ocurre,
por contraposición, con El artista. Al desestimar sonido ambiental y
diálogos sonoros y color, Hazanavicius debe recurrir a los elementos
imperecederos del cine para desarrollar lo suyo. Esos elementos eternos
del cine son sencillos. Interpretación. Guión. Edición. Encuadre.
Al
no poder contar con la herramienta del sonido, cada diálogo debe hablar
por sí solo. I.G.E y E. se vuelven significantes de peso: sin lo básico,
el espectador posa su mirada en detalles; hasta el fondo más retrasado
de la escenografía está significando, cada detalle debe estar cuidado. Y
en El artista lo está.
Una película entre la comedia y el drama
Pero
Hazanavicius no se queda con lo lúdico, lo trasgresor, lo gratuito o lo
rebelde way. Su elección estética tiene que ver con la historia a
contar, no sólo un homenaje, sino una historia dramática como la de
cualquier buena película, con presentación, nudo y desenlace. Ya fuera
del terreno de las alteraciones formales, El artista plantea una
pregunta madre que tiene que ver con lo humano: ¿qué hay después de la
cima? Después de la cima hay lo que suele haber: bajada. Hazanavicius
aborda los tópicos usuales que rodean al éxito. Orgullo, adulación y
olvido, todo salpicado por una pizca de lo efímero, condición sine qua
non del ser humano.
El artista, crítica de un film recomendable
Pero
basta de evitar la pregunta esencial del espectador: ¿Es “mirable” El
artista? ¿Es soportable para el ojo entrenado en pleno Siglo XXI? ¿O se
vuelve un bodrio insufrible? Es difícil contestar esa pregunta sin
generalizar. El artista no es un film “lento”, ni “aburrido”, ni súper
“artístico” (en el sentido negativo de la palabra). Más allá del detalle
que recuerda que la película es una película muda, la cinta de
Hazanavicius cuenta con una excelente reconstrucción de época y una ágil
narración. Pero tampoco es la cinta más habitual, claro. El artista
resulta ideal para aquellos que valoran la audacia a la hora de escoger
qué mirar, ideal para un público un tanto nostálgico (¿es lícito decir
que, aun con armas distintas, el film recuerda a medianoche en París);
ideal para hacerse con el oscar pero, sobre todo, ideal para aquellos
que entienden al cine como una parte fundamental de la vida; que para
entretener, simplemente, hay otras cosas.