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Las calificaciones de riesgo no son una invitación o recomendación para invertir o vender; nada más es la opinión de los expertos sobre la capacidad de pago de una empresa o país Antes nadie les hacía caso, ahora los inversionistas no pueden vivir sin ellas y donde las sociedades de inversión de deuda han sido las que más acercaron a los ahorradores con las calificadoras de riesgo 
Hace algunos años eran como un bicho raro, pero hoy son imprescindibles para todas las empresas que quieren emitir deuda en los mercados y son de las firmas más reconocidas en el medio financiero. 
Son las calificadoras de riesgo, empresas que mediante su evaluación se convierten en una especie de ángel de la guarda del inversionista que no quiere asumir riesgos en su inversión. 
“Las calificadoras de riesgo no damos recomendaciones, no opinamos en el sentido de decir: fíjense en las que tengan X o Y calificación. Nuestra opinión no es ninguna recomendación de compra o venta, sino simplemente una opinión sobre la calidad de crédito del papel”, señaló Francisco de la Selva, director de desarrollo de negocios de Fitch Ratings. 
Y agregó tajante, “nuestra opinión, como calificadora, es la opinión sobre la calidad crediticia de la empresa. Ya cada quien, en lo individual, deberá tomar en cuenta esa opinión para invertir en el papel que quiera; obviamente, a menor calificación tendrás un mayor riesgo y deberá corresponder un mejor rendimiento; y a mayor calificación corresponderá un menor riesgo y también menor rendimiento”. 
Debido a que las tres grandes calificadoras de riesgo internacional, una de ellas Fitch, le dieron a la deuda soberana de México la calificación de grado de inversión, todo mundo habla de ello pero poca gente sabe qué son y para qué sirven.