Redi, objetó la teoría de la generación espontánea. Redi sostenía que “todo ser vivo procede de otro ser vivo”. Pero, para demostrar que su hipótesis era verdadera, tenía que comprobarla experimentalmente: dispuso tres frascos con carne en su interior: el primero lo dejó destapado, el segundo lo cubrió con un trozo de gasa, y el tercero lo cerró herméticamente, de manera que no tuviese ningún contacto con el exterior.Según la teoría de la generación espontánea, de la carne en descomposición “nacían” unos gusanillos blancos. Redi intentó demostrar con su experimento que esos gusanillos blancos de la carne no eran otra cosa que larvas de mosca y que si las moscas no estaban en contacto con la carne, de ésta no nacerían gusanos. Efectivamente, al cabo de unos días se observó que el primer frasco - destapado -, aparecían los gusanillos, puesto que las moscas habían tenido ocasión de depositar allí sus huevos. En el segundo frasco, en cambio, los huevos fueron depositados sobre la gasa y, por tanto, no se desarrollaron los gusanos, porque para ello era necesario que los huevos estuvieran en contacto con la carne en descomposición; en el tercer frasco – hermético -, no apareció gusano alguno, porque las moscas no pudieron introducir sus huevos. Este experimento demostró que la hipótesis de Redi era correcta, al mismo tiempo que contribuyó a echar por tierra la teoría de la generación espontánea… aunque no en forma categórica.
Spallanzani confirmó que los organismos unicelulares son seres vivos y refutó la generación espontánea, anticipándose a Pasteur. El sacerdote católico inglés Needham había hecho una serie de experimentos en favor de esa teoría.Calentó caldo de carne en diversos recipientes que luego selló. Al cabo de unos días, el alimento había sido descompuesto por los microorganismos, por lo que Neddham sostenía que la vida surgía de la materia no viviente.
En 1769, Spallanzani repitió los experimentos pero prolongando el periodo de calentamiento y sellando con más cuidado los recipientes. De esta forma, pudo demostrar que el caldo se mantenía intacto mientras no estuviera en contacto con el aire.prolongando el periodo de calentamiento y sellando con más cuidado los recipientes, Spallanzani pudo demostrar que dichos caldos no generaban microorganismos mientras los recipientes estuvieran sellados. Spallanzani demostró que lo único que la cocción destruía era las esporas de las bacterias, no un principio de vida de índole místico.