I.- Contexto geográfico e histórico
Una vez conquistado el inmenso Imperio de los Incas, fue necesario establecer un sistema administrativo, económico y político que acatara las disposiciones del Rey de España y que pudiera representarlo en esas lejanas tierras. En teoría, el Virrey nombrado directamente por el Soberano ibérico ejercía un poder gubernamental absoluto sobre toda la colonia; Pero en realidad esta idea se reveló, inmediatamente, inaplicable por razones geográficas a las que debían hacer frente los primeros virreyes. Un territorio gigantesco que abarcaba desde Quito hasta más abajo de Buenos Aires y del Pacífico hasta el Atlántico en el Sureste y hasta la selva amazónica al este, un territorio cuyo centro político, administrativo, jurídico y económico debía ser la ciudad de Lima, centralizada de hecho, en la Costa del Pacífico, al Oeste de la Colonia.
El Virrey no podía ejercer su dominio en ésta geografía aberrante, ni en esos miles de kilómetros cuadrados. Desde 1561, el Rey de España debió redistribuir los poderes; creando las Audiencias de Charcas (en Chuquisaca), y de Quito (en Ecuador), encargadas de todos los poderes administrativos y judiciarios en el plan local y dominadas por el Virrey, que quedaba el órgano supremo de la Colonia y el representante privilegiado del soberano español. La preeminencia del Virrey sobre las Audiencias y Capitanías hacia que las leyes dictadas por su autoridad, se imponían a todos éstos territorios. El Virrey, podía también tomar en manos todos los asuntos que él considerase grave o tuviera una particular importancia. En realidad las audiencias, sobre todo la Charcas, se emanciparon de ésas obligaciones muy rápidamente. La Audiencia de Charcas, institución colegial dirigida por un presidente (elegido por cooptación) administraba un extenso y rico territorio, aislado de Lima por las cadenas de la Cordillera Andina. Ella representaba la autoridad judicial, política e incluso militar, a la que se dirigían los potentados mineros de Potosí y de Oruro, así como también los encomenderos de Cochabamba, Sucre, Tarija... Cabe recalcar que la Audiencia administró durante más de tres siglos, una vasta región llamada "El Alto Perú".
II.- Contexto social e histórico
La llegada de los españoles a esta parte de América, en 1535, puso fin al Imperio de los Incas, tomando como punto culminante la ejecución del Inca Atahuallapa. Esta dominación ha durado hasta 1825. Hubo entonces cerca de tres siglos de dominación colonial española en el Alto Perú. Desde la llegada de algunos centenares de soldados y religiosos a mediados del siglo XVI, hasta las magníficas ciudades, pobladas de ricas familias frecuentando la Universidad de Chuquisaca y la Corte de Lima a comienzos del siglo XIX. La organización de la sociedad colonial del siglo XVIII estaba basada, a la vez; de aquella que los indígenas habían heredado de los Incas, y sobre todo de aquella que los españoles y mestizos copiaban del modelo europeo. Se debe notar la importancia social determinante del factor étnico.
La organización social de los indígenas estaba basada sobre los principios de la antigua sociedad incaica, con la única diferencia, que el Inca fue remplazado por el Virrey de España, nombrado directamente por el monarca español y establecido en Lima, en medio de una corte fastuosa. Las otras clases sociales estaban estructuradas según el origen. En la cúspide se encontraban los españoles llegados de la península Ibérica. Ellos monopolizaban el poder judicial, administrativo, político y militar. Les seguían los criollos – hijos de españoles nacidos en América – Por ser americanos de nacimiento no podían gozar de los privilegios y monopolios reservados únicamente a los peninsulares. Ellos no tenían acceso a los altos cargos, a la administración de la Colonia, ni a la explotación de las minas. Pero el poder financiero y económico de los criollos era muy grande, puesto que ellos proveían a la Colonia, principalmente, con productos agrícolas. Explotaban como encomenderos a miles de poblaciones indígenas agrícolas.