Respuesta :

El sistema de andenería
Uno de los motores económicos del desarrollo y expansión inca fue la agricultura, para la cual utilizaron sistemas de andenería o terrazas que eran construidas en los valles o laderas de cerros, generando sectores planos, contenidos por muros de piedra. Dentro de estos plantaban y cosechaban maíz, papas, ají, yuca, ocas, porotos, calabazas, y quínoa, entre muchos otros productos. Estos sistemas de andenes requerían de complejos sistemas de regadíos. Estos eran verdaderas obras de ingeniería que fueron tomadas de los conocimientos de los grupos anteriores a los incas y que vivieron en la costa de Perú: moche, chimú y nazca. También practicaron la ganadería de llamas y alpacas, que usaban tanto como medio de transporte como para alimentarse, y obtener lana, huesos y grasa.

El quipu
Los incas utilizaron un sistema de registro para administra los bienes que se producían, la cantidad que se almacenaban, el cumplimiento de los tributos de cada comunidad y mucha otra información necesaria para administrar un inmenso estado. Se llamaba quipu y era una cuerda de la cual colgaban numerosos hilos de diferentes colores, que eran anudados para indicar cantidades y distintos tipos de cosas. Los especialistas en leer, hacer y guardar estos quipus, eran los quipucamayoc, nobles que participaban de una escuela que los entrenaban para esta tarea que les confería gran importancia en la sociedad inca.

 

La organización social de los incas
Los incas tenían una organización social basada en un sistema dual, es decir, todos los grupos sociales estaban divididos en dos partes: hanan o la parte de arriba y hurin o la parte de abajo, cada una con sus propios dirigentes. Cada pueblo que componía el imperio Inca se organizaba en ayllus o grandes familias donde se agrupaban las personas que descendían de un antepasado común y que eran liderados por un kuraka.

En general, la sociedad inca estaba dividida en cuatro partes:

    La clase más alta eran los orejones. Era el grupo gobernante y tenía muchos privilegios, especialmente el acceso a la educación. El zapa inca debía tener fuerza, valentía, capacidad organizativa, dotes de estratega e información. Los que tenían esas cualidades, tenían derecho a acceder al liderazgo. Los orejones vivían en las ciudades y se dividían en panacas o linajes. Aquí también se ubican las clases dirigentes o jefes de los grupos que eran conquistados por los incas.
    Un grupo intermedio eran los especialistas, entre ellos se encuentran los artesanos; los científicos, técnicos y maestros, denominados amautas; los contadores y administradores llamados quipucamayocs y kuracas, y las personas que participaban en el área militar y religiosa.
    Después se encuentran los hatunrunas o campesinos, quienes vivían en los alrededores de las ciudades y eran la mano de obra para las construcciones, agricultura, ganadería y el resto de las actividades que eran necesarias para producir alimentos y distintos objetos. Pagaban el tributo en trabajo que pedía el inca a través de la mita.
    Luego están los yanaconas, que más que esclavos eran servidores de por vida. A este grupo pertenecían algunos individuos de los ayllus dominados.

La religión inca
A través de una leyenda, los incas explicaban su origen. Esta cuenta que en un principio, los hombres vivían en una tierra donde no había luz, ni Sol ni Luna. Un día, del lago Titicaca salió un dios llamado Ticci Wiracocha quien hizo salir el Sol, llamado Inti, y la Luna, llamada Kolla. Los hombres que vivían en la oscuridad se secaron y convirtieron en piedra. Después Ticci Wiracocha se fue a un lugar llamado Tiwanaku y de las piedras que allí habían hizo gente, cada uno con los trajes que debía usar como nación y les dio sus nombres. Luego de esto, los mandó a poblar el mundo. De ahí nacieron los hombres. Luego Ticci Wiracocha cruzó el Titicaca y se perdió en el mar. Los primeros incas habían llegado a Cuzco por una cueva que se encontraba cercana a la ciudad, de ahí había salido los fundadores Manco Capac y Mama Ocllo y sus hermanos y hermanas.

En la religión inca, el Sol y la Luna son los dioses principales, de los cuales descienden los gobernantes y sus familias. Por este motivo fueron ampliamente adorados y se convirtieron en las figuras principales. Del Sol descendía el zapa inca y de la Luna su mujer principal, la Kolla. Como descendían de estos astros, los gobernantes incas fueron considerados seres sagrados o divinos, porque podían conversar con el Sol o Inti.

Sin embargo, el zapa inca, aunque era la representación del Sol en la Tierra, no podía hacer lo que quisiera. Estaba sometido a muchos controles de los miembros del consejo, de las familias reales o panacas, quienes le exigían respetar las formas correctas de conducta. Si no las cumplía, podía ser reemplazado. Como era un dios, sólo algunas personas podían verlo directamente, estaba vestido con ricas ropas, hermosos adornos de oro, grandes tocados y rodeado de gente a su servicio.