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OBJETIVOS DE ESTA COMUNICACIÓN1.- Reflexionar acerca de la necesidad de la educación Afectivo-Sexual en los centros educativos.2.- Mostrar un Marco Comprensivo de los diferentes Modelos de educación Afectivo-Sexual existentes, así como entender los Valores que los justifican.Reflexión - Comprensión - Formación y Acción o Intervención son los cuatro pasos lógicos a seguir si deseamos trabajar por la inclusión de la educación Afectivo-Sexual dentro del Curriculum Escolar.Deseo comenzar esta comunicación recordando algo que es fundamental a la hora de poder situarnos, como educadores y educadoras que somos, ante la posibilidad de desarrollar una intervención de educación afectivo-sexual en nuestros centros educativos. Y se resume en lo que sigue: es importantísimo reconocer que cada sociedad genera unas maneras de entender la vida, de entender las relaciones entre las personas y, en el caso que nos ocupa, unas maneras concretas y propias de entender tanto la sexualidad como la educación sexual y los valores dominantes asociados a esta dimensión de la persona.Es importante, desde mi punto de vista, situar también la sexualidad y la educación sexual dentro del contexto más amplio de la vida y de la educación para la vida.Cada sociedad, así como cada etapa o momento histórico de esa sociedad, va a establecer unas normas y unos valores dominantes, bien de manera explícita y bien de manera implícita, por las que se regirá la población en general y que pretenderán guiar los comportamientos de las personas. Así mismo, dentro de una misma sociedad y especialmente dentro de las que se consideran democráticas, pueden darse de forma conjunta y en convivencia, diferentes modelos de vida que encarnan y plantean diferentes cuadros normativos, con sus valores correspondientes, a la hora de incidir en las formas de vida y comportamientos de la población. Es decir, que en una misma sociedad, como es el caso nuestro en el Estado Español, pueden estar conviviendo diferentes colectivos sociales o diferentes grupos dentro de un mismo colectivo, que defienden y se rigen desde diferentes categorías de valores. Y, a veces, estos mismos valores pueden ser contradictorios entre sí, verse enfrentados y hacer conflicto directo entre los unos y los otros, tanto en cuanto están basados en concepciones de la vida distantes o enfrentadas.Por eso es fundamental, en el caso de que exista un planteamiento de intervención educativo, sea el que sea, y más en nuestro caso, que estamos reflexionando en torno de la necesidad de la educación afectiva-sexual en los centros educativos, plantearnos qué tipo de valores son los que van a guiar nuestras intervenciones. Según respondamos en un sentido o en otro, nuestra intervención puede tomar derroteros bien diferenciados.Para no perdernos en nuestro recorrido, voy a hablar de los diferentes MODELOS DE EDUCACIÓN SEXUAL correspondientes a momentos históricos recientes de nuestra propia historia, que nos servirán a la manera de una guía en nuestro repaso comprensivo de los mismos. Es decir, voy a proponeros un recorrido conjunto a lo largo de nuestros últimos cuarenta años de historia, en el contexto del Estado Español y de una manera más amplia, sin olvidarnos de ello, en el marco de la cultura Occidental dentro de la que nos encontramos ubicados/as y que otorgará mayor sentido a esta exposición tanto en cuanto nos sitúa en conexión con otros acontecimientos relevantes que han ocurrido fuera de nuestras fronteras.

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Una perspectiva cristiana del sexoSamuele BacchiocchiLa actitud de la sociedad hacia el sexo ha oscilado de un extremo al otro. “La persona de la época victoriana, escribe Rollo May, buscaba tener amor sin caer en la relación sexual; la persona moderna busca tener la relación sexual sin caer en el amor”.1 Del punto de vista puritano que consideraba el sexo como un mal necesario para la procreación, hemos arribado a la popular visión del playboysobre el sexo como una cosa necesaria para la recreación.Ambos extremos son incorrectos y no están de acuerdo con las intenciones de Dios acerca de las funciones del sexo. El punto de vista negativo crea en los casados sentimientos de culpabilidad acerca de sus relaciones sexuales; el punto de vista permisivo convierte a la gente en robots, comprometiéndose con el sexo sin mucho significado y satisfacción.¿Cómo deberían, pues, relacionarse los cristianos con el sexo? ¿Qué dice la Biblia acerca de la sexualidad? Como un cristiano que confía en las enseñanzas bíblicas, los siguientes siete principios me han resultado muy útiles para entender cómo deberíamos relacionarnos con el sexo.Principio 1: La Biblia se refiere a la sexualidad humana en forma positiva.Empecemos por el principio: “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó” (Génesis 1:27).* Después de cada acto creativo, Dios dijo que “era bueno” (Génesis 1:12, 18, 21, 25), pero después de la creación del ser humano como hombre y mujer, Dios dijo que “era bueno en gran manera” (Génesis 1:31). Esta apreciación divina inicial de la sexualidad humana como “bueno en gran manera” demuestra que las Escrituras consideran la distinción sexual de hombre/mujer como parte de lo bueno y perfecto de la creación original de Dios.Nota también que la dualidad sexual humana como hombre y mujer está explícitamente relacionada con el hecho de haber sido ambos creados a la imagen de Dios. Como la Escritura distingue al ser humano de otras criaturas, los teólogos generalmente han pensado que la imagen de Dios en la humanidad se refiere a las facultades racionales, morales y espirituales que Dios ha dado al hombre y a la mujer.Sin embargo, hay otra manera en que podemos entender implícitamente la imagen de Dios, según Génesis 1:27: “A imagen de Dios los creó; varón y hembra los creó”. Por eso la masculinidad y la feminidad humana, reflejan la imagen de Dios en que un hombre y una mujer tienen la capacidad de experimentar la unidad en el compañerismo como el que existe en la Trinidad. El Dios de la revelación bíblica no es un ser solitario simple que vive en aislamiento eterno sino que es un compañerismo de tres seres unidos íntima y misteriosamente y a quien adoramos como un solo Dios. Esta misteriosa unidad en la relación de la Trinidad es reflejada como una imagen divina en la humanidad, en la dualidad sexual de masculinidad y feminidad, unida misteriosamente como “una carne” en el matrimonio.Principio 2: La relación sexual es un proceso por el cual dos llegan a ser “una carne”.En Génesis 2:24 se expresa el compañerismo íntimo entre un hombre y una mujer: “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer y serán una sola carne”. La expresión “una sola carne” se refiere a la unidad total de cuerpo, alma y espíritu entre parejas casadas. Esta unión total puede ser experimentada especialmente por medio de la relación sexual cuando el acto es la expresión de un amor genuino, de respeto y de compromiso.La frase “serán una sola carne”, expresa la idea de Dios con respecto a la relación sexual en el matrimonio. Nos dice que Dios ve el sexo como un medio por el cual un marido y una esposa pueden alcanzar una nueva unidad. Es digno de notar que la expresión “una carne” nunca se emplea para describir la relación entre un niño con su padre y su madre. Un hombre debe “dejar” a su padre y a su madre para llegar a ser “una carne” con su esposa. Su relación con su esposa es diferente de la relación con sus padres, porque consiste de una nueva unidad consumada en la unión sexua